DULCE NAVIDAD 2022

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DULCE NAVIDAD 2022

Receta de María Kindelán para “ELLE Gourmet Navidad´17” 

Más allá de ser un estímulo para el paladar, los sabores de los alimentos tienen propiedades dietéticas y terapéuticas muy interesantes para nuestra salud. En la dieta de una persona, los cinco sabores (picante, dulce, salado, ácido y amargo) deben guardar cierto equilibrio, pero el dulce debe predominar, de ahí que sintamos una gran preferencia por el dulce desde los primeros años de vida. Sin embargo, dulce no significa postre, ni azúcar, eso es lo que no hemos aprendido bien.

Los sabores expresan la naturaleza dinámica de la energía y, el dulce, suele provocar un efecto de expansión energética, apertura mental, refrescamiento o incluso relajación y confort, si se toma de la forma adecuada. 

Cuando pensamos en épocas festivas, lo asociamos enseguida a la sensación de bienestar. Igual que la palabra “dulce”, sólo oírla ya nos hace sentir bien. Esto ocurre porque nuestro cuerpo emocional se nutre con los sabores dulces, pero ¿elegimos el dulzor adecuado? ¿de qué forma generamos dulzor en nuestra vida? Muchas personas, cuando se sienten desequilibradas, optan por una “cura milagrosa” a corto plazo con un dulce intenso, normalmente chocolate o algún pastel refinado, algo que produce una euforia casi instantánea. Pero a largo plazo, sabemos que no es un efecto sostenible y que, por el contrario, nos hace sentir peor emocionalmente. Por tanto, vamos a explorar de dónde vienen las ganas de dulce:

El dulce está presente de forma mayoritaria en muchos de los carbohidratos que solemos tomar y está estrechamente relacionado con la tonificación del bazo-páncreas y el estómago. No podemos olvidar que todas nuestras funciones vitales necesitan glucosa para desarrollarse correctamente.

Recordemos que hay tres tipos de alimentos “dulces”: los que proceden de los cereales integrales, semillas, frutos secos, verduras y legumbres en forma de carbohidratos complejos (con efecto tonificante y reforzante), los dulces refrescantes, procedentes de las frutas (con efecto depurativo), y los dulces químicos, es decir, todos los azúcares, fructosas, sacarinas, aspartamo, sorbitol, … Estos últimos, además de acidificar el organismo, y alterar nuestra microbiota, consumen grandes reservas de minerales.

Las verduras son fundamentales para aportar dulzor al organismo, especialmente las verduras de raíz o redondas cuando se cocinan adecuadamente (purés de calabaza o zanahoria, boniato al horno, estofado de verduras dulces, etc.). Una crema de verduras nos aporta el sosiego que necesitamos después de un día estresante, y prepara nuestro sistema digestivo para digerir mejor los alimentos.

De igual modo, a través de las frutas en compotas o al horno, obtenemos un efecto relajante en nuestro sistema nervioso, en contraste a cuando el dulce es refinado, contiene aditivos artificiales y se toma en exceso, el efecto es justo el contrario, de dispersión mental e inestabilidad, además de las consecuencias que tiene la subida rápida del índice glucémico en sangre.

En la dieta mediterránea muchas veces se abusa del uso de aceites, vinagres y sal, así como de proteínas animales en algunos casos. Este hecho, energéticamente nos descompensa, además de cargarnos con cantidades innecesarias de grasas y hacer que nuestro estómago se resienta, por lo que tiende a querer compensarse con alimentos dulces refinados. Tomando conciencia de este efecto e introduciendo más pescado y legumbres en la dieta, podemos compensarlo de una forma más natural.

Otra manera interesante de amortiguar las ganas de dulce extremo estos días, es introduciendo cereales integrales en los menús de cada día, cereales completos cocinados a fuego lento, como el arroz integral, el trigo sarraceno, la cebada, la avena o la quinoa, todos ellos carbohidratos que al ser masticados y mezclados con la ptialina de la saliva se convierten en glucosa de calidad. Éstos pueden estar presentes en sopas, cremas de desayuno, guisos con legumbres y verduras, etc.

Un error muy común en las personas que optan por una forma de vida más natural es reducir drásticamente el aporte de proteínas, generando carencias tanto nutricionales como energéticas que hará que su cuerpo desee más dulces.

Por tanto, antes de lanzarse al dulzor de las fiestas, pensemos de qué forma queremos generar dulzor en nuestra vida, si nuestro estilo de vida, hábitos y actitudes mentales crean por sí mismos el dulzor que deseamos y, por último, cómo nos queremos sentir después de nuestras elecciones dulces, satisfechos y relajados o, por el contrario, nerviosos, débiles e inestables. 

Durante estas fiestas, una buena idea digestiva y energética puede ser dejar los postres para la merienda, dándole protagonismo, con moderación, a las frutas secas naturales sin sulfitos, como los orejones, ciruelas pasas, arándanos secos, manzanas asadas… acompañados de un puñadito de nueces, almendras o piñones para moderar la glucemia en sangre. También podemos utilizar alternativas al cacao menos excitantes como la algarroba, con la que se pueden elaborar bizcochos o tartas naturales deliciosas (*receta a continuación). 

Por último, el mejor consejo frente a las comilonas de navidad es activarse durante el día y dormir bien, algo que modera nuestra glucemia en sangre y genera endorfinas positivas a nuestro cerebro. Si vas de comida en comida cansado, seguramente comas más dulce por falta de energía y reparación del sistema nervioso, que por necesidad. Cuanto más duermas, menos ansiedad por la comida en general. 

Desde Benefit Brokers, otro de los valores añadidos que ofrecemos a las organizaciones son los talleres de cocina natural y energética, un componente práctico de salud, que permite endulzar de forma natural, consciente y satisfactoria tanto las fechas festivas como las vidas de todos nuestros clientes. 

Nuestros mejores deseos de felicidad y dulzor sano en estas Navidades.

*Receta DULCE natural María Kindelán: Tarta de naranja y algarroba sin refinados

Ingredientes para 8 personas: 2 tazas de leche de arroz, 350 gr. de crema de algarroba con avellanas, 3 cucharadas de melaza de arroz, 2 cucharadas de copos de Agar-Agar, un puñado de pasas de corinto, ralladura de media naranja, canela en polvo y pizca de sal marina. Pan germinado para la base.

Preparar un molde de tarta con el pan germinado desmenuzado, apretando con los manos para hacer la base.

Calentar todos los ingredientes juntos durante 14 minutos hasta que estén bien integrados y después hacer puré. Añadir la ralladura al final, verteré encima del molde y dejar enfriar en la nevera 2 horas. Decorar con coco rallado y ciruelas rellenas de nueces.

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