LUZ, salud, ánimo y rendimiento

LUZ, salud, ánimo y rendimiento

LUZ, salud, ánimo y rendimiento

Los mamíferos funcionamos en un ciclo de 24 horas aproximadamente, siguiendo lo que se conoce como ritmos circadianos.

La luz es el principal impulsor del sistema circadiano, que controla procesos corporales como la digestión, la liberación de ciertas hormonas, la temperatura corporal y el sueño. 

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos ido adaptando los horarios de sueño para depender del ciclo natural día-noche, mientras que la luz eléctrica solo se ha utilizado ampliamente como fuente de luz desde hace menos de 200 años.

El aumento en el uso de la iluminación eléctrica ha llevado a que los ambientes interiores dependan de la luz eléctrica en lugar de la luz del día. Sin embargo, la exposición reducida a la luz natural se ha relacionado con la aparición de depresión y el deterioro de la función cognitiva en las personas. Así como los ciclos irregulares de sueño y vigilia se han relacionado con un rendimiento académico más bajo en estudiantes universitarios y puestos de trabajo.

Numerosos estudios han demostrado que la interrupción del ritmo circadiano está relacionado con la obesidad, la diabetes, la depresión y los trastornos metabólicos, así como la exposición a la luz durante la noche también se asocia con efectos negativos para la salud, como el cáncer de mama y los trastornos del sueño*.

Por el contrario, la exposición a la luz durante el día se ha relacionado con aumentos en la productividad y la calidad del sueño, así como con la reducción de los síntomas de depresión en las personas.

Los entornos de iluminación donde vivimos y pasamos nuestro tiempo afectan directamente a nuestra salud visual, circadiana y mental. Actualmente, las condiciones de iluminación en la mayoría de los espacios están diseñadas para satisfacer las necesidades visuales de las personas, pero no tienen en cuenta la salud mental y circadiana. Esto presenta una oportunidad para que las organizaciones proporcionen en sus espacios de trabajo, las condiciones de iluminación requeridas para mejorar la salud y el bienestar.

Comprender las necesidades y preferencias específicas de los usuarios en un espacio es fundamental para crear entornos de iluminación efectivos. Por ejemplo, los pacientes en una sala de hospital tienen diferentes requisitos de iluminación que las personas en un entorno de oficina.

Tener en cuenta estas estrategias de iluminación y las necesidades de los usuarios de cualquier entorno, pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo general y aumentar la productividad de los empleados.

Precisamente en estos primeros días de otoño en los que oscurece temprano, empezamos a notar cómo la energía del ambiente desciende de forma natural para interiorizar, en gran parte por esa falta de luz, sólo hay que observar los árboles, las hojas se caen y se concentra toda la esencia en el interior del tronco y las raíces.

Lo mismo nos pasa a nosotros, crece la necesidad de dormir más, cultivar la energía sin grandes excesos, a veces con cambios de humor o de apetito, y en algunos casos nos olvidamos de la importancia de recibir directamente la luz de día y respetar los ciclos circadianos en la medida de lo posible.

Cuando se sostiene la falta de luz natural, los síntomas de decaimiento pueden conducir a un “Seasonal Affective Disorder /SAD”, momento en el que hay poner en marcha urgentemente un plan de rescate: paseos al aire libre, acceso a la luz de día, luz artificial efectiva en horas adecuadas, buenas charlas, ejercicio moderado y un plan de nutrición energética que garantice una entrada exitosa al próximo invierno.

*Department of Health and Human Services, National Institutes of Health, General Medical Science. New Clues about biological clocks and Health 2014.

María Kindelán

Directora Asociada

Bienestar Físico y Emocional

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