El tirón necesario para cumplir metas

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El tirón necesario para cumplir metas

cumplir metas

La vida nunca ha sido fácil, ni lo será, pero si nos preparamos para afrontar cualquier circunstancia con las pilas cargadas, será más sencillo lidiar con ella. Así como darte la capacidad de luchar por tus metas, tener tirón y energía y lo que es más importante, disfrutar. Sentir que vives, y no que sobrevives.

Y la forma de comer tiene mucho que decir al respecto.

Hemos cambiado la sociedad, pero no la biología, y el cuerpo sigue teniendo las mismas instrucciones, por mucho que nos empeñemos en ignorarlas. No obstante, nuestro equilibrio general depende de un conjunto de hábitos de vida, más allá de comer de una forma saludable.

Todo empieza con una buena motivación.

Con esto no me refiero a las motivaciones clásicas de una dieta o cambio de estilo de vida, sea caber en una talla menos, subir escaleras sin esfuerzo o verse más atractivo. Sabemos de sobra que las metas cortoplacistas suelen llevar estrategias imposibles de sostenerse en el tiempo.

Identificar las motivaciones más profundas para cuidarse, es lo que de verdad mantiene la motivación, la seguridad y la determinación alta, en la toma de decisiones cotidianas.

Entrenar la fuerza de voluntad.

Cambiar requiere convicción, asumir la responsabilidad del cambio. En lugar de perder tiempo librando una batalla interna para decidir cambiar algunos hábitos o no, dalo por hecho que ya has empezado a entrenarlo, movilizándote hacia un pequeño cambio cada dos o tres días, metas cortas y alcanzables. Como si se tratara de un puzzle y cada día añadieses una pieza más. No quieras hacerlo de golpe.

La Medicina Tradicional China relaciona la fuerza de voluntad con el estado de los riñones, según la cual, éstos nos suministran la energía física para emprender nuevas aventuras y las ganas de llevarlas a cabo, pero también nos proveen de la energía, mucho más potente, que proviene de nuestra conexión interior. Los riñones son la casa del propósito, y quien tiene una buena reserva de esencia consigue sus propósitos del día. Podemos fortalecerlos con ejercicios suaves para la zona lumbar que los protege, mantenerlos abrigados y elegir alimentos energéticos como el trigo sarraceno y buenos platos de cuchara.

Regular el tránsito intestinal.

Por regla biológica, todo lo que se ingiere debe ser eliminado, y educar al intestino para que evacúe a diario y más o menos a la misma hora cada día, es el mayor seguro de bienestar.

Además de unas pautas alimenticias adaptadas por un nutricionista profesional, en las que predominen alimentos ricos en probióticos y prebióticos naturales, está demostrado que tanto la actividad física, como el descanso, la gestión del estrés y los automasajes en la zona del vientre cada noche, influyen de forma positiva en la forma de regularlo. Incluir en la cena semillas o aceite de lino, así como verdura de hoja verde cocida es un buen hábito para los que empiezan a educar al intestino.

Es fundamental fortalecer la flora intestinal con los alimentos adecuados y evitar aquellos que la deterioran, como el alcohol, los excesos de grasas, azúcares y harinas refinadas.

Activar cuerpo y cabeza sin perdonar un solo día.

No debería pasar un solo día en nuestras vidas sin haber realizado algún tipo de actividad física, por sencilla que sea, y no sólo por todos los beneficios que conlleva (gasto de calorías, activación de circulación, oxigenarse, eliminar toxinas, fortalecer defensas, despejar la mente, generar endorfinas, mover el intestino y evitar contracturas), si no para que las células de nuestro cuerpo hablen entre sí y la energía no se estanque.

Es sabido que liberamos endorfinas hasta horas después de haber realizado algún ejercicio, son las famosas hormonas de la felicidad y el bienestar. Se ha demostrado que producen efectos a nivel celular y molecular del sistema nervioso central, permitiendo comunicaciones más eficientes y rápidas entre las diferentes áreas cerebrales. También son las precursoras de la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, la zona del cerebro asociada al aprendizaje y a la memoria. 

Repararse durmiendo y relajándose.

No nos engañemos, lo que se necesita después de todo un día de actividad, es dormir.

Dormir no es sólo un acto de relajación y descanso, gracias al sueño profundo se regeneran nuestras células, se reparan estructuras, órganos, piel y se limpia el aparato digestivo. El sueño es curativo. Lo lógico sería que las decisiones que tomases a partir de las 7 de la tarde contribuyesen a la relajación paulatina del cuerpo para ayudarle a entrar poco a poco en ese estado de sueño al que necesita llegar: ejercicios de relajación, un baño o ducha caliente, masajes suaves, música lenta, conversaciones calmadas y cenas tempranas a base de alimentos suaves y sistemas de cocción que relajen el sistema nervioso.

Incorporar pequeños esfuerzos a nuestro día a día es todo un arte, y sin duda es lo que hace que un cambio de hábitos sea efectivo, y marque la diferencia entre sobrevivir o vivir con salud, equilibrio y energía.

Si quieres que te ayudemos a aplicar estos hábitos en tu empresa o estás interesad@ en aplicarlo en tu vida personal, no dudes en contactarme para charlar al respecto.

María Kindelán

Directora Asociada Bienestar Físico y Emocional

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