Reguladores del estrés y del desgaste laboral

.-

Reguladores del estrés y del desgaste laboral

síndrome de burnout

Quién no ha sentido alguna vez que no llega a todo o que la vida le está poniendo a prueba con desafíos a veces imposibles. Parece como si hasta los pulmones empequeñeciesen, porque respiramos corto y rápido. 

En los pasillos de las empresas se habla del síndrome de estar quemado (“burnout”) o desgaste profesional, algo así como una nueva crisis del estado de ánimo, o la respuesta que manifiesta un trabajador cuando percibe la diferencia existente entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral. Estar feliz cuando “todo va bien” es sencillísimo, pero mantener la alegría cuando hay dificultades en el camino supone un esfuerzo inmenso para el que no siempre se está preparado.

El desgaste profesional, antes de llegar al máximo nivel de agotamiento, pasa por una fase de exposición prolongada al estrés. Y resulta que los estresores laborales más comunes en las empresas incluyen el bajo apoyo social (de compañeros y gerentes), la inseguridad y la tensión laborales, que es una combinación de altas demandas en términos de carga de trabajo o plazos, junto con poco control en términos de contenido y ejecución del trabajo, o las habilidades necesarias para realizar el trabajo.

Bien es cierto que el estrés es un componente esencial del funcionamiento humano para iniciar los procesos biológicos que nos dan la energía que satisfacen las demandas externas. Estos procesos incluyen el aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca a través de la liberación de la hormona adrenalina, así como la liberación de compuestos orgánicos como glucosa, aminoácidos y ácidos grasos para utilizarlos como fuentes de energía.

Por entender un poco cómo nos afecta a todos los niveles, recordemos que nuestros cuerpos normalmente se encuentran en un estado de homeostasis, o estabilidad interna o equilibrio, a través de los sistemas y procesos corporales. Con estrés, nuestros cuerpos responden con alostasis, que significa ‘estabilidad a través del cambio’ y se refiere a la necesidad del organismo de alterar su estado interno para satisfacer las demandas ambientales. El cerebro juega un papel central en la mediación del estrés, porque determina si percibimos los estímulos como amenazantes o no y dirige las respuestas fisiológicas y de comportamiento en el propio cuerpo.

En esos momentos de estrés, en los que el cuerpo requiere un exceso de energía para lidiar con el factor estresante, se suprimen otros procesos internos que consumen energía, incluida la supresión de algunos elementos del sistema inmunitario, la reducción de la cicatrización de heridas, el crecimiento o reparación de cabellos, cartílagos y huesos, y la relajación muscular.

Si bien los eventos estresantes de la vida van más allá del lugar de trabajo, los estudios indican que enfocarse en la reducción de los factores estresantes relacionados con el trabajo puede influir positivamente en la salud mental y física de los trabajadores.

Se estima que hasta el 50% de los trabajadores en la Unión Europea y los Estados Unidos experimentan estrés laboral, algo que ha ido en aumento desde la década de 1990. 

De igual modo, dichos estudios demuestran que la implementación de programas de manejo del estrés para empleados con presión arterial alta puede mejorar las tasas de presión arterial, tener un impacto positivo en la satisfacción en el lugar de trabajo y reducir los niveles de estrés, depresión y desgaste profesional.

Lo primero que debemos entender es que todo desequilibrio a cualquier nivel (cuerpo, mente o emociones), suele ser el resultado de una falta de armonía entre nosotros y lo que nos rodea. Ya lo dijo Edward Bach en su libro “Heal Thyself”, nuestro organismo tiene una capacidad natural de sanarse si cuenta con las herramientas adecuadas: defensas, anticuerpos, buena calidad de sangre, energía, motivación, equilibrio emocional, etc… Y cuando no las tiene, es un cuerpo intoxicado con una mente deprimida.

Si, por si fuera poco, cuando hay estrés nos movemos por impulsos nerviosos, algo que en ocasiones nos lleva por ejemplo a consumir alimentos de efectos extremos como la sal, el alcohol, azúcar, cafeína, carne roja, quesos curados, o vinagres. Cuando deberíamos tener muy presente que a niveles altos de estrés, más simple y natural debería ser la comida, para ayudarnos en la tarea de volver a equilibrarnos. Sin embargo, la sociedad nos conduce a seguir retroalimentando esos impulsos a través de su oferta de “comida para no pensar”.

Por suerte, hoy en día ya son muchas y variadas las estrategias y palancas de prevención y gestión del estrés que las organizaciones tienen a su alcance para ayudar a sus trabajadores a reducir el riesgo de “burnout”, ansiedad y trastornos del estado de ánimo y la salud, así como a lograr un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Desde los talleres de relajación y respiración para grupos, sesiones de alimentación consciente y hambre emocional, ejercicio o dinámicas al aire libre, hasta contenidos recurrentes y prácticos sobre el cuidado de la salud. 

Sin embargo, lo que contribuye en mayor medida a la tranquilidad, y, por tanto, bienestar de un trabajador, es sin duda sentirse “seguro” en su entorno laboral, cubierto en sus necesidades vitales como la sanidad, valorado por sus esfuerzos y apoyado por la organización de la que forma parte. 

Por eso, nuestra misión, nacida de la vocación de todo el equipo de Benefit Brokers, es hacer la vida a nuestros clientes más segura, porque el estrés no es otra cosa que el deseo de querer tenerlo todo bajo control, y nada es comparable a la tranquilidad que da poderse rodear de expertos en materia de bienestar. Somos personas exactamente igual, y la tranquilidad de un cliente es lo que nos aporta más felicidad. 

María Kindelán

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.