Tu propio manual de instrucciones como propósito del año
Cuando estrenamos un electrodoméstico, éste suele venir con un manual de instrucciones que indica qué tipo de energía necesita para funcionar, cómo limpiarlo, cómo mantenerlo, qué hacer si se estropea…
Sin embargo, los humanos venimos dotados de “la maquinaria” más sofisticada que pueda existir, a un mundo lleno de complejidades, así, tal cual, sin un manual que nos ayude a entendernos o a manejarnos. Y la verdad es que nadie mejor que uno mismo para crearlo, haciendo un ejercicio profundo de reconocimiento personal.
Por eso, puede que sea más útil este año dedicarle un tiempo a crear un manual de instrucciones propio, como herramienta de autoconocimiento y desarrollo personal, más allá de la típica lista de propósitos a veces utópicos.
Se puede empezar apuntando cuántas horas necesitas dormir, qué alimentos te sientan mejor, cuáles son tu debilidad, cuáles rechazas, qué te relaja, qué te activa, qué te motiva en tu día a día, qué te da la capacidad de concentrarte o te aporta agilidad y fuerza física. Qué hacer cuando tu intestino está vago, o cuando hay inflamación, cómo manejar la tristeza, gestionar tu mundo interno o cómo sostener la alegría.
La vida nunca ha sido fácil, ni lo será, pero si nos preparamos para afrontar cualquier circunstancia con las pilas cargadas, será más sencillo lidiar con ella. Así como darte la capacidad de luchar por tus metas, tener tirón y energía y lo que es más importante, disfrutar. Sentir que vives, y no que sobrevives.
Hemos cambiado la sociedad, pero no la biología, y el cuerpo sigue teniendo las mismas instrucciones, por mucho que nos empeñemos en ignorarlas. No obstante, nuestro equilibrio general depende de un conjunto de hábitos de vida, más allá de comer de una forma saludable.
Y todo empieza con una buena motivación. Con esto no me refiero a las motivaciones clásicas de una dieta o cambio de estilo de vida, sea tener una talla menos, subir escaleras sin esfuerzo o verse más atractivo. Sabemos de sobra que las metas cortoplacistas suelen llevar estrategias imposibles de sostenerse en el tiempo.
Identificar las motivaciones más profundas para cuidarse, es lo que de verdad mantiene la motivación, la seguridad y la determinación alta, en la toma de decisiones cotidianas.
Una vez que damos con motivaciones auténticas, toca entrenar la fuerza de voluntad. Porque cambiar requiere convicción, asumir la responsabilidad del cambio. En lugar de perder tiempo librando una batalla interna para decidir cambiar algunos hábitos o no, dalo por hecho que ya has empezado a entrenarlo, movilizándote hacia un pequeño cambio cada dos o tres días, metas cortas y alcanzables. Como si se tratara de un puzzle y cada día añadieses una pieza más. No quieras hacerlo de golpe.
La Medicina Tradicional China relaciona la fuerza de voluntad con el estado de los riñones, según la cual, éstos nos suministran la energía física para emprender nuevas aventuras y las ganas de llevarlas a cabo, pero también nos proveen de la energía, mucho más potente, que proviene de nuestra conexión interior. Los riñones son la casa del propósito, y quien tiene una buena reserva de esencia consigue sus propósitos del día. Podemos fortalecerlos con ejercicios suaves para la zona lumbar que los protege, mantenerlos abrigados y elegir alimentos energéticos como el trigo sarraceno y buenos platos de cuchara.
Además, no debería pasar un solo día en nuestras vidas sin haber realizado algún tipo de actividad física, por sencilla que sea, y no sólo por todos los beneficios que conlleva (gasto de calorías, activación de circulación, oxigenarse, eliminar toxinas, fortalecer defensas, despejar la mente, generar endorfinas, mover el intestino y evitar contracturas), si no para que las células de nuestro cuerpo hablen entre sí y la energía no se estanque.
Es sabido que liberamos endorfinas hasta horas después de haber realizado algún ejercicio, son las famosas hormonas de la felicidad y el bienestar. Se ha demostrado que producen efectos a nivel celular y molecular del sistema nervioso central, permitiendo comunicaciones más eficientes y rápidas entre las diferentes áreas cerebrales. También son las precursoras de la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, la zona del cerebro asociada al aprendizaje y a la memoria.
Como broche final del manual, hay que saber repararse. No nos engañemos, lo que se necesita después de todo un día de actividad, es dormir.
Dormir no es sólo un acto de relajación y descanso, gracias al sueño profundo se regeneran nuestras células, se reparan estructuras, órganos, piel y se limpia el aparato digestivo. El sueño es curativo. Lo lógico sería que las decisiones que tomases a partir de las 7 de la tarde contribuyesen a la relajación paulatina del cuerpo para ayudarle a entrar poco a poco en ese estado de sueño al que necesita llegar: ejercicios de relajación, un baño o ducha caliente, masajes suaves, música lenta, conversaciones calmadas y cenas tempranas a base de alimentos suaves y sistemas de cocción que relajen el sistema nervioso.
Está claro que incorporar pequeños esfuerzos a nuestro día a día es todo un arte, y sin duda es lo que hace que un cambio de hábitos sea efectivo, y marque la diferencia entre sobrevivir o vivir con salud, conciencia y energía.
Y sin duda, para todo el equipo de Benefit Brokers, poder contar con un buen manual que asegure las herramientas necesarias para que nuestra salud y la de todos nuestros clientes esté protegida ante cualquier circunstancia, es el principal propósito de bienestar cada año nuevo. Porque ya sabemos que el secreto para lograr y mantener la salud de toda una organización es una actitud mental positiva consciente y tener un buen broker 😉
María Kindelán
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